Educar no es una tarea fácil, principalmente porque los menores y adolescentes no vienen con un manual de instrucciones de las que poderte guiar. Sí es cierto que tenemos que considerarnos unos educadores excelentes porque intentamos educar como mejor podemos y sabemos, pero muchas veces nos encontramos con dudas e inseguridades.
Ser padre, madre o abuelos supone tener en cuenta una gran cantidad de aspectos que pueden afectar a cómo nuestros niños pueden llegar a desarrollarse integralmente y alcanzar a la vida adulta reforzados y seguros de sí mismos para afrontar la realidad que se les presente.
Hay situaciones en los que es más complicado mantener la calma y responder desde la serenidad en vez de reaccionar, porque debido al trabajo, se dispone de poco tiempo para estar con la familia. También en los procesos de separación o divorcio hay resentimiento, desorganización o conflictos que no se resuelven positivamente. En este periodo, es de vital importancia seguir unas pautas de crianza para ayudar en el acompañamiento para la adaptación del menor a la nueva situación que se les presenta.